Historia reciente: movilización de saberes y puesta a punto en número redondo

En el año 2023, a 50 años del golpe de estado, se hicieron balances, conmemoraciones, relatos, recuerdos, entre otras cosas. Sucedieron encuentros en varios lugares para poner en común conversaciones sobre lo investigado y, según la historiadora Vania Markarian, los investigadores estuvieron en temporada, tomando un lugar central en diversas propuestas como nunca antes, para poner su palabra sobre el período. Creo que es elocuente su comentario cuando plantea que “por primera vez se reconocía, de modo casi incontestado y más allá de las innegables diferencias políticas, la autoridad específica de un examen en marco disciplinar, que, sin desplazar a priori al testimonio y al testigo, podía proponer sentidos valiosos para la comprensión social de ese pasado.”1

Para el caso de los historiadores y la academia, uno de esos momentos fue el coloquio “50 aniversario del golpe de Estado de 1973 en Uruguay”. También, otro encuentro, en clave de divulgación e intercambio para docentes, fue el 27º Congreso de la Asociación de Profesores de Historia del Uruguay.

A nivel editorial se publicaron varias reediciones y algunas novedades dignas de mencionar. En materia de reediciones podemos señalar El Uruguay inventado (Estuario, 2023) de Aldo Marchesi y 1975: El año de la orientalidad. Identidad, memoria e historia en una dictadura (Estuario, 2023) de Vania Markarian, ambas publicaciones con más de dos décadas de editadas por primera vez.

Novedades tuvimos, por nombrar algunas, Movimiento sindical y dictadura. Represión, resistencia y resurgimiento (Fin de Siglo, 2023) referido al  sector del mundo del trabajo y, aunque en 2024, (...) Ganar la Guerra. Cultura, sociedad y política en el Uruguay del autoritarismo 1967-1973 (Ediciones Banda Oriental, 2024) un libro sobre las derechas entre 1967 y 1973 de la historiadora Magdalena Broquetas.

Mayo es un buen momento para acercarnos a balances historiográficos que pueden permitirnos pensar y discutir sobre el campo de la Historia reciente. Para ello, consulté a los historiadores Marcos Rey, Sabrina Álvarez y Jimena Alonso. Y a su vez, me aproximé a algunos ensayos de balances como el de Markarian, Balance y novedades de la historiografía uruguaya a cincuenta años del golpe de Estado de 1973 (2024), así como los registros de las principales jornadas ocurridas en el 2023.

Aperturas y debes a 50 años

Uno de los principales elementos que es rescatado como esencial de los últimos años de investigaciones es la ampliación de temas, que van  desde el análisis de las derechas, las contraculturas, las miradas transnacionales, hasta los nuevos enfoques en cuanto a lo político, el foco en el mundo del trabajo, las mujeres y las infancias.

Si tomamos el mundo del trabajo, en cuanto a Historia reciente, la historiadora Sabrina Álvarez, entre otros y otras, viene abordando tanto el período de la crisis previa como el de la dictadura. Últimamente poniendo el foco en el período dictatorial para el caso del sector ferroviario, en su tesis de doctorado que conoceremos dentro de poco. En una entrevista que le realicé, la investigadora menciona que es ese un espacio aún poco explorado, y que esto puede tener que ver con un énfasis de nuestra historiografía en lo político-institucional. Por otro lado, considera que algunas preguntas que se realiza la academia pueden relacionarse con el origen social de las y los propios historiadores: “ en los últimos años con el proceso que ha habido en la universidad de que haya más cantidad (...) de egresados, docentes, investigadores siendo primera generación de universitarios, genera también que nosotros con nuestra propia trayectoria vital traigamos otras preguntas, porque no vemos reflejado nuestra historia en los grandes relatos que circulan”. 2

También es importante tener en cuenta que diversos movimientos de la sociedad civil vienen insistiendo con reparaciones y ausencias sobre su propio pasado. Pensemos por ejemplo el caso de los colectivos afro, que entre otras acciones vienen trabajando por investigar los procesos de exclusión racista de la dictadura a poblaciones del barrio sur. Algo que ha sido tomado y promovido en parte por los gobiernos progresistas y acompañado por la academia.3 En este sentido Álvarez destaca como algo muy potente el hecho de que apareciera en las actividades del 2023 y, como plantea Marcos Rey,4 esto nos permite ver formas novedosas de leer la actuación del Estado en el período.

Por otro lado, algo central e ineludible para la investigación de las últimas décadas que es rescatado por los historiadores consultados y en los diversos textos y conferencias escuchadas, es la aparición o construcción de archivos, que ha permitido el acercamiento a nuevas fuentes. En un trabajo, donde Álvarez y Álvaro Sosa5 buscan trazar algunas líneas del balance sobre el mundo del trabajo y la dictadura, señalan la construcción de archivos sindicales llevados adelante por equipos de investigadores de la universidad como el coordinado por Susana Dominzain, así como el coordinado por Rodolfo Porrini. Pero también podemos mencionar lo central que es lo relevado por el equipo de Álvaro Rico para varias temáticas.

La historiadora Jimena Alonso,6 señala que en el año 2023 la Universidad de la República, en un convenio con la Institución Nacional de Derechos Humanos, “abrió al público (...) el repositorio Luisa Cuesta, que es un repositorio que tiene a su cargo lo que se conoce como el archivo Berruti, que la idea es que todos los archivos vinculados a la represión que por ley deberían pasar a la Institución Nacional de Derechos Humanos, una copia quede en manos de la universidad a través de este repositorio y los investigadores, familiares, etcétera puedan recurrir abiertamente a estos archivos con ciertos protocolos de acceso como cualquier archivo estatal y público”.

Otro de los temas que aparecen como muy relevantes en los últimos años es el trabajo que se ha hecho por pensar otras periodizaciones más allá del 73-85, marcando procesos desde antes y las continuidades/rupturas del después, que se entienden como centrales a la hora de acercarse a la complejidad que significó la dictadura. Uno de los historiadores que está avanzando en ese sentido es Marcos Rey, quien se centró en el pachequismo en el período de transición para su maestría y ahora está enfocándose en la posdictadura.

Acompañado de lo anterior, algo no menor es la mirada transnacional de la dictadura civil-militar y los proyectos en el marco de la Guerra Fría. Acá son centrales los aportes de Vania Markarian en el tema de la cultura y la universidad, Roberto García desde un enfoque de la diplomacia y Aldo Marchesi desde las izquierdas armadas, por mencionar algunos investigadores y algunas de sus temáticas. Marchesi apunta que esta mirada “da cuenta que los actores locales están insertos en redes del mundo y no son meros títeres ni meros reproductores”. Una complejidad para desarticular, entre otras cosas, los discursos construidos desde la política.

Prospectiva del balance

El avance que se viene realizando es central para la sociedad uruguaya y la sociedad civil organizada en torno a diversos temas que reclaman por la elaboración de mayor investigación sobre el período. Estos impulsos se ven reflejados en los movimientos que los gobiernos y la academia han hecho estos últimos años, por lo que  llama a seguir acompañando y escuchando las demandas. Viendo de qué manera acercar a distintos sujetos a lo largo y ancho del país para que vean en las y los investigadores, actores necesarios en estos temas.

Por eso es necesario leer la advertencia de Jimena Alonso cuando piensa en cómo la Udelar llevó adelante las actividades de balance para los 30, 40 y 50 años, señalando que posiblemente puede haber un progreso de ensimismamiento académico a la hora de haber hecho los espacios en el marco de los 50 años del golpe. Recuerda ella que a los 30 años hubo muchas organizaciones sociales compartiendo instancias conjuntas. Será que como dice Marchesi ¿“La historia profesional ha perdido una vocación pública”?7 El diagnóstico de esto es central para dar pasos hacia adelante en cómo se construye el vínculo con el universo fuera de las facultades y en qué procesos se lo incluye.

Pensar en un balance más profundo también nos podría llevar, como realiza Marina Franco y Daniel Lvovich para el caso argentino,8 a ver de una manera cuantitativa el lugar en la investigación en historia, fundamentalmente en la Universidad de la República para comprender este fenómeno desde otras aristas. Viendo la cantidad de tesis de este tema publicadas, la cantidad de investigadores e investigadoras que se dedican a esto, pensar esa cantidad en relación a la cantidad de historiadores que hay en el país, entre otras consideraciones para conocer un mapa humano de esta construcción de saberes. Una de las afirmaciones de Marchesi en la entrevista señalada plantea que es sobre  este campo de la historia reciente de lo que más se escribe, pero cabría preguntarse si es exactamente de lo que más se escribe o es de lo que más se publica en formato libro.

Algo duro de poner en negro sobre blanco, es que queda claro que la cantidad de historiadores e historiadoras no están siendo suficientes, así como los recursos monetarios y de infraestructura no son suficientes. No puede ser que un investigador en la universidad viva de presentar proyectos para sustentarse  y eso en última instancia no le permita desarrollar una tarea central para nuestra sociedad de la manera que en muchos casos se quisiera. Ni que hablar de la imposibilidad de acceder a información vedada por instituciones del Estado.

Sin embargo hay actores que pueden jugar diversos roles en la producción de conocimiento, por el que se pueden tender puentes más firmes en diferentes niveles profesionales. Me imagino cuánto se podría hacer con la ANEP para que desde las clases de historia, concursos y proyectos se generen más ejercicios de investigación que se puedan publicar, sistematizar y difundir; generando elementos a los que de otra forma sería imposible llegar para aportar al campo de la Historia reciente. 

Finalmente, debemos atender el planteo de Marcos Rey en dos cuestiones sobre las discusiones del campo: que la producción y discusión es desordenada y faltan grandes lugares de síntesis donde pasar en limpio lo que se ha consensuado (o no); y por otro lado, que “la agenda de asuntos y temas pendientes todavía por analizar amerita incluso un trabajo previo a todo eso [ya que ] faltan muchas dimensiones de análisis y actores por incorporar a la Historia del pasado reciente.”.

  1. Vania Markarian. Balance y novedades de la historiografía uruguaya a cincuenta años del golpe de Estado de 1973. Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Reseñas y ensayos historiográficos, Publicado el 18 diciembre 2024, consultado el 17 mayo 2025. URL: http://journals.openedition.org/nuevomundo/97872 ↩︎
  2.  Entrevista a Sabrina Álvarez, 15 de mayo de 2025 ↩︎
  3.  Un artículo para acercarse a ello es  El desalojo de los conventillos Ansina y Mediomundo: racismo, dictadura y codicia inmobiliaria. En: https://ladiaria.com.uy/lento/articulo/2021/11/el-desalojo-de-los-conventillos-ansina-y-mediomundo-racismo-dictadura-y-codicia-inmobiliaria/ ↩︎
  4. Entrevista a Marcos Rey, 16 de mayo de 2025 ↩︎
  5. Alvarez, S. y Sosa, Á. (2019). Trabajadores y sindicalismo en el Uruguay de la dictadura (1973-1985) : bibliografía, fuentes y acervos documentales disponibles. Sociohistórica (44), Artículo e093. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.11017/pr.11017.pdf ↩︎
  6. Entrevista a Jimena Alonso, 21 de mayo de 2025 ↩︎
  7. Hay varios videos sobre el Congreso de la APHU muy interesantes para profundizar en temas que se compartieron, entre ellos los abordados por Aldo Marchesi. Lo pueden ver en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=JEztzkeKRkk   ↩︎
  8.  Historia Reciente: apuntes sobre un campo de investigación en expansión. Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana,2017, 18 pp. https://www.redalyc.org/journal/3794/379454541011/379454541011.pdf ↩︎

 

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