Con Jaime Amorim, del Movimiento Sin Tierra de Brasil

Foto de Vinícius Rodrigues

“Lo más importante es que la lucha institucional no debilite la lucha de fondo por la reforma agraria”

A días de las próximas elecciones municipales del gigante sudamericano, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil - que presentó candidatos propios por primera vez en los comicios anteriores-, prepara una nueva campaña con el afán de obtener mayor representación nacional. Para Jaime Amorim, dirigente histórico del MST y representante por América del Sur de la Coordinadora Internacional Vía Campesina, más allá de su incursión en el Estado, las reivindicaciones del movimiento siguen siendo las mismas; la producción agroecológica, la alimentación sana, y la reforma agraria. 

En las últimas elecciones nacionales, en 2022, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) decidió participar de la contienda por primera vez dentro del Partido de los Trabajadores (PT) y en apoyo a Lula Da Silva. En esa ocasión conquistaron diputaciones en varios estados, y en la zona nordeste les fue particularmente bien.1 ¿Qué evaluación hacen de aquel proceso electoral?

Creo que nuestra participación en 2022 fue acertada como decisión política. Es verdad que conseguimos derrotar a Bolsonaro, y que para eso fue importante la unificación con la candidatura del PT encabezada por Lula. También tenemos claro que en esa ocasión conseguimos derrocar a Bolsonaro, pero no a las ideas bolsonaristas, que aún permanecen, y que permanecerán hasta que logremos derrotarlas en la disputa en el terreno de las ideas. Esto es lo que fuimos discutiendo en el proceso electoral pasado. Desde un punto de vista cuantitativo, sí, fue importante; ganamos cuatro diputaciones estatales y tres federales y estuvimos muy cerca de conseguirlo en varios otros estados. Así que sí, desde el punto de vista electoral fue una victoria, y aprendimos mucho. Ocurre también que el trabajo de campaña electoral es en sí mismo un trabajo de base. Tenés que acercarte a dialogar con la gente, de la forma más abierta posible, y esto último al final resulta ser una victoria que está por encima de todo y es lo que ha abierto un camino para nuestro movimiento.

Y respecto a sus reivindicaciones históricas, como la reforma agraria, la democratización de la tierra, la agricultura familiar y la lucha contra el hambre, ¿qué avances concretos tuvieron? 

La derrota de la figura de Bolsonaro fue muy importante, pero lo que sucedió es que el Estado en sí fue completamente socavado. Literalmente destruyeron el Estado brasileño. Acabaron con el MDA (Ministerio de Desarrollo Agrario). El INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) quedó prácticamente extinguido. Es decir, el presupuesto para la reforma agraria no existía. Con el actual gobierno de Lula todo eso tuvo que empezar a restaurarse de a poco: se volvió a crear el MDA, y aunque el INCRA sigue completamente debilitado se está recuperando muy lentamente. Esta semana, por ejemplo, se publicó una nueva medida de gobierno resucitando algunas consejerías del INCRA y creando cargos y direcciones que no existían anteriormente, como la de regularización de territorios quilombolas y la Dirección de Adquisición de Tierras. Por otra parte, volvimos a realizar grandes ocupaciones2 en casi todos los estados, para avanzar en lo que creemos que será decisivo para la reforma agraria. No ha sido completamente lo que esperábamos debido a la burocracia estatal, pero este año hemos conseguido entender y aceitar todo el proceso, y ya hay varios asentamientos que serán formalizados en estos días. El gobierno Lula también ha logrado comprender nuestras principales reivindicaciones. Básicamente, la cuestión es: tenemos tierra y tenemos gente, queremos créditos para producir alimentos y esta es la principal tarea que el pueblo espera de nosotros. La bandera de la producción de alimentos y de alimentos sanos es la bandera que ha permanecido en alto. Porque cuando hoy se habla del MST, todo el mundo lo asocia con la producción agroecológica y la alimentación sana: es esta la lucha revolucionaria que el MST conduce y lleva adelante.   

En ese sentido, ¿cómo hacen para articular ese trabajo militante y cotidiano con las actividades parlamentarias?

Vea, la actividad parlamentaria es una actividad específica que realizan algunos de nuestros militantes y que no intercede en el trabajo del movimiento ni lo desvía de su ruta principal. Es una tarea más, como si fuera un colectivo u otro sector dentro del MST. Tenemos muy claro que cada vez somos más y por eso trabajamos en más frentes. La actividad en el Parlamento es una más de tantas. En el nordeste, por ejemplo, estamos organizando a la gente que vive en las zonas urbanas más pobres y en los pequeños poblados del campo. Como productores de alimentos, hemos asumido la tarea de garantizar que las personas en las peores situaciones de emergencia, como las personas en situación de calle, sean atendidas a través de los programas de Cozinhas Solidárias que hemos creado. Sólo aquí, en la región metropolitana de Recife, tenemos 17 comedores, y esto se está extendiendo por todo el nordeste y por todo Brasil. Esta tarea es permanente, así como las ocupaciones de tierras y la organización de los asentamientos. Tenemos los suficientes militantes, cuadros y dirigentes para realizar todas las tareas del movimiento. Lo más importante es que la lucha institucional en la que estamos actualmente inmersos no disminuya ni debilite la lucha de fondo por la reforma agraria. Al contrario, que la tendencia sea promoverla, apoyarla y fortalecerla.

El próximo 6 de octubre se celebrarán elecciones municipales en Brasil, donde se elegirán gobernadores, alcaldes y concejales. En este contexto, el MST presenta cientos de candidatos en todo el país. ¿Cómo se está desarrollando la campaña en Pernambuco, donde el movimiento ya posee una diputada estatal? ¿Cuáles son sus expectativas para la contienda?

Bueno, sólo aquí en Pernambuco hemos lanzado 48 candidaturas. La campaña está enfocada especialmente en derrotar al bolsonarismo. Y las principales banderas de nuestros candidatos son la cuestión de la soberanía alimentaria; la producción de alimentos; la defensa del medio ambiente y la cuestión de la educación en el campo, que implica algo tan básico como que todos los pequeños agricultores, los asentados y los acampados, tengan derecho a la educación, para que haya una mejora de las condiciones de vida en el campo y que a través de la práctica de la solidaridad podamos seguir llevando lo que producimos a los habitantes de las ciudades y ponerlo a su disposición. Estas son nuestras principales banderas y todos nuestros candidatos también están aprendiendo con este trabajo de base y  realmente está saliendo muy bien. Todos están en la calle, todos están preparando sus materiales de propaganda, armando sus equipos de comunicación, creciendo en calidad y cantidad. Esto es interesante, porque en el camino todos vamos aprendiendo también cuestiones técnicas que son necesarias en cualquier proceso electoral.

Ese trabajo que vienen haciendo para reconstruir los vínculos entre el campo y la ciudad ha sido una de sus principales consignas. Pienso, por ejemplo, en Tomás Agra, candidato a la alcaldía de Recife. ¿Qué lugar le concede usted a esta cuestión?

Esa es la cuestión. Es la columna vertebral de la reforma agraria. Lo venimos diciendo desde los años sesenta. La lucha por la reforma agraria tiene su lugar en el campo, pero la conquista de la reforma tendrá que darse en la ciudad. Porque la organización que la hará posible también debe estar presente en la ciudad. Para eso hay que convencer a la gente que vive en la ciudad, sobre todo en la periferia. Así que este vínculo entre el campo y la ciudad sigue siendo fundamental hoy en día. Por eso en las grandes ciudades todos los candidatos del MST lo plantean. La reforma sólo será posible si se extiende más allá del campo. En las ciudades más grandes como Caruaru, Olinda, Vitória de Santo Antão, Petrolina, Serra Talhada, estamos teniendo este debate en profundidad. Si la población brasilera no comprende -y la mayoría de la población vive en las ciudades- la importancia de la reforma agraria, los agricultores seguiremos luchando sin la expectativa de que un día este país pueda llevar a cabo una reforma de gran alcance. Mientras no haya un sentimiento nacional seguiremos realizando expropiaciones y formando asentamientos aislados en lugares muy específicos. 

En las últimas elecciones nacionales, cuando Bolsonaro aún estaba en el poder, hubo varios ataques y amenazas a militantes del MST. En aquel momento, el clima de polarización y el miedo del bolsonarismo a perder el poder político se planteaban como las causas de fondo de aquellos ataques. Ahora, la historia parece repetirse; ataques contra comandos de campaña, amenazas contra candidatos e incluso ataques a tiros contra una de las candidatas. ¿A qué le atribuye la continuidad de estos actos de violencia política? ¿Cómo se posicionan frente a esto?

El hecho es que todavía sobreviven resquicios del gobierno anterior. Esa violencia del prejuicio, del odio focalizado contra los más pobres, contra los homosexuales, contra los luchadores, contra el PT, contra los «rojos». Todo eso ha penetrado en la sociedad brasilera. Y aunque no es tan fuerte como hace dos o tres años, hay algunos grupos que de forma bastante aislada intentan responder contra algún trabajo de base, contra algunas manifestaciones locales. Pero son más de carácter individual. No es que haya un comando nacional de la extrema derecha fascista organizándose para atacar a los candidatos del MST. Y bueno, estamos respondiendo con bastante eficacia y firmeza allí donde nos atacan. Lo estamos haciendo a través de denuncias judiciales y con la organización de mecanismos de protección de nuestros candidatos, reforzando toda la cuestión de la seguridad. Pero lo principal es permanecer en las calles, no permitir que nos intimiden, no dejar de anunciar nuestras ideas por estos ataques aislados. Estamos derrotando al bolsonarismo en el debate. Seguimos colocando encima de la mesa las conquistas sociales y haciendo de la reforma agraria una cuestión de extrema importancia para la sociedad brasilera, que necesita menos latifundios y mucha más producción de alimentos saludables. Sin dudas saldremos fortalecidos de estas elecciones, lograremos elegir varios candidatos, y esto sumará a la construcción de la reforma agraria que tanto anhelamos y que el Brasil necesita. 

  1. Véase al respecto: https://brecha.com.uy/hoy-lo-central-es-combatir-el-hambre/
    ↩︎
  2. Una de las modalidades para la adquisición de tierras que emplea el MST es la ocupación de tierras. Se establecen campamentos en zonas rurales -generalmente latifundios improductivos- que luego intentan regularizar y convertir en asentamientos -a través del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria-. ↩︎