Ganar la Guerra, el último libro de la historiadora Magdalena Broquetas, se inserta en una agenda de investigaciones y publicaciones sobre las derechas a nivel internacional en la última década. Incluso podemos destacar las contribuciones que ha tenido la autora con un investigador referente en el tema como Ernesto Bohoslavsky, que recientemente publicó Historia mínima de las derechas latinoamericanas (Colegio de México, 2023). En el escenario uruguayo, el Grupo de Estudios Históricos sobre las Derechas en Uruguay1, que cuenta con Broquetas y Gerardo Caetano como coordinadores, ha promovido este proceso, publicando tres tomos de un texto que pretende condensar la historia de los conservadores y las derechas desde la época de la colonia hasta la actualidad. Sin embargo, en este resurgir de los estudios sobre esta temática podemos destacar otras investigaciones con las que la autora dialoga como el libro O se está con la patria o se está contra ella: una historia de la Juventud Uruguaya de Pie de Gabriel Bucheli (Fin de Siglo, 2019) y ¿De qué lado está cristo? Religión y política en el Uruguay de la Guerra Fría (Fin de Siglo, 2021) de Daiana Barrales y Nicolás Iglesias.
Estas líneas de trabajo se desarrollan en el contexto del retroceso de ciertas experiencias progresistas de fines del siglo XX y la primera década y media del XXI, que tiene como contraparte la emergencia de la ultraderecha, que ha tomado diferentes caras en diferentes partes del mundo; desde Trump en el norte a Bolsonaro en América Latina, Modi en India, así como las reivindicaciones de partidos derechistas en países europeos, como el caso italiano en donde Giorgia Meloni resulta una expresión clara del momento europeo actual.
El libro se estructura en ocho capítulos con una introducción y un epílogo, que si bien plantean un camino temático en cada apartado, al avanzar en la lectura se desarrollan recorridos específicos de inserción de las derechas estudiadas y sus proyectos.
En cuanto al capítulo I, la autora se enfoca en mostrar el gobierno de Oscar Gestido como un tránsito de resabios de un batllismo de la primera mitad de siglo hacia el “triunfo de la línea dura”. Planteando el año 1967 como un momento en donde ya podemos identificar, hacia el final del breve período de Gestido, un cambio hacia el autoritarismo. Aparecen, por un lado, la implantación de las Medidas prontas de seguridad que llevan a la renuncia de Zelmar Michellini, Enrique Vescovi y Luis Faroppa; y por otro, un realineamiento con la línea del liberalismo más fondomonetarista, que Broquetas constata el día 23 de octubre al reiniciarse las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.
A continuación, en el capítulo II, la autora se detiene a estudiar los actores civiles que impulsaron una agenda anticomunista y de persecusión a docentes en la enseñanza secundaria. Mostrando casos de diversos puntos del Uruguay, se centra en el resurgir, a partir de 1968, de la ORPADE (Organización de Padres Demócratas), organización que tendrá un rol central en la denuncia y cuestionamiento a profesores, directores e incluso al Consejo de Secundaria. Además, analiza las posiciones y vínculos con las autoridades del momento en los distintos niveles. En cuanto a lo primero, se muestra un cuestionamiento férreo al Consejo y posteriormente una satisfacción por la intervención de éste y las posturas del ministro de Cultura Fernando García Capurro, oponiéndose finalmente al fin de de la intervención señalada.
En el ámbito de Secundaria, la Juventud Uruguaya de Pie (JUP) tiene un lugar central en el capítulo III, en donde la autora busca captar la relación entre actos de ejercicio de la violencia y esta organización, que en su expresión pública buscaba deslindarse de varios hechos ocurridos sobre todo en la capital del país. Además, se destacan en varios casos las relaciones y proximidades entre la JUP, padres de estudiantes y jerarquías eclesiásticas, nucleados por el combate al comunismo.
Además de la ofensiva en la educación, las derechas buscaban disciplinar al movimiento sindical desde el gobierno y con el apoyo patronal, como explicita la historiadora en el capítulo IV. Pero también lo buscan creando organizaciones “democráticas”, con actores norteamericanos y locales siendo parte activa de esas experiencias en red, aunque obteniendo escasos resultados.
Para el capítulo V, Broquetas se inserta en el mundo cristiano analizando la reacción desatada por los cambios en la Iglesia católica tras el Concilio Vaticano II (1962-1965) y la conferencia de Medellín en 1968. Sumado a ello, se presenta, por una parte, un profundo cuestionamiento a jerarquías eclesiales locales y por otro, la inclinación de personalidades religiosas por diferentes opciones de izquierda, algo que logró impulsar una agenda contra una supuesta infiltración comunista en la iglesia. Trabajando este universo, la autora observa los nexos internacionales de Tradición Familia y Propiedad, así como su propuesta marcada por la restitución de valores morales y religiosos que, según entendían, se estaban perdiendo ante el avance del comunismo. A su vez también se destacan, al interior de la Iglesia Católica, a los actores que coincidían en la difusión de ciertas visiones conservadoras, como la del obispo de Tacuarembó, Miguel Balaguer y el de Maldonado, Antonio Corso.
Es en el capítulo VI, en el que la autora se centra en la cuestión de la reacción como una disputa de valores en donde varias de las organizaciones y actores señalados anteriormente se presentan articulando un discurso anticomunista, contra la juventud corrompida y la liberación de la mujer, así como contra la “politización de la cultura”. Ante esto último, nos señala el libro, se irguió un proyecto con “otros jóvenes, otras mujeres” y con una cultura de exaltación nacionalista sostenida por cantautores como Hugo Ferrari.
La campaña contra el Frente Amplio de 1971 es presentada, en el capítulo VII, desde las preocupaciones de los diferentes actores que se proponían intervenir para acabar con el fenómeno frenteamplista. Entre ellos, Broquetas hace hincapié en los actores norteamericanos que empiezan a ver con gran preocupación el camino de unificación de las izquierdas. Por otro lado, se abordan los puntos de ataque de la prensa de derechas, que van creciendo y acentuándose: las ideas acerca del Frente como algo foráneo y financiado desde países comunistas, la incompatibilidad entre diversas fuerzas muy diferentes entre sí, y la relación entre la guerrilla y la nueva organización política.
El último capítulo se adentra en las experiencias y las transformaciones de la violencia de los grupos paramilitares, así como la articulación, connivencia y coincidencia con diversas estructuras del Estado como la policía y el ejército. Aquí la autora presenta estos actores específicos y a las organizaciones menos conocidas pero con expresiones significativas, teniendo en el año 1971 uno de los momentos de mayor relevancia. A su vez, se presentan articulaciones de estos grupos paramilitares con distintos actores estadounidenses, destacando también las relaciones con otros grupos y personalidades de la región.
Algunas reflexiones sobre el libro
Ganar la Guerra es un texto significativo para poder entender el camino democrático a la dictadura, detectando las diversas capas de actores y de relaciones que se han venido estudiando por otros investigadores y que Magdalena Broquetas profundiza, innovando en presentar nuevos caminos y tramas en estos años.
Es así que nos obliga a pensar las acciones de movilización de la época no sólo como un asunto exclusivo de las izquierdas y a comprender el 27 de junio de 1973 como una fecha que va más allá de las aspiraciones de élites civiles y Fuerzas Armadas, y a pensar, como sintetiza el título del libro Ganar la guerra, en un Uruguay autoritario que fue promovido, militado y fomentado por amplios sectores nacionales y extranjeros.
Ahora, también el libro es interesante para preguntarse sobre los actores que aún siguen existiendo en la actualidad y que formaron parte de la historia planteada por Broquetas. ¿Cuáles son las acciones de la embajada estadounidense hoy? ¿Cuáles son las agendas de algunos personajes que aún participan en la vida política y cómo dialogan con aquel momento? ¿Qué pasó con la movilización de las derechas bajo el gobierno de Lacalle Pou?
Por otro lado, la periodización planteada por este libro sitúa al año 1967 como un lugar en donde pararse para analizar el comienzo del proceso que culmina en 1973. Sin embargo, en el libro el ‘68 permanece como un nodo que empuja a pensar una periodización desde ese año considerando aquellos procesos, como el del resurgir de la ORPADE y del anticomunismo juvenil —algo que ya había sido tratado por Broquetas en el libro La trama autoritaria—. Un ejemplo de esto es el señalamiento de que el segundo congreso de la Juventud Uruguaya de Pie en 1970 fue realizado en José Batlle y Ordóñez, para recordar la ocupación de 1968 desarrollada en ese mismo lugar allí por parte de los padres “demócratas”.
En último lugar, es de destacar el trabajo que Broquetas hace con diversos archivos norteamericanos. En varios momentos, sin embargo, nos preguntamos por el lugar de actores regionales que tal vez, por falta de accesibilidad a fuentes de países como Argentina o Brasil u otras circunstancias, no nos permiten darle una mayor entidad en los vínculos, coordinaciones y agendas con los grupos y actores estudiados en este libro.
Sin más, a leerlo.
* Broquetas, Magdalena. Ganar la Guerra. Cultura, sociedad y política en el Uruguay autoritario 1967-1973. Montevideo: EBO 349 pp
- Se puede visitar en la web para conocer un poco más sobre el grupo: https://geshisdu.uy/ ↩︎