…Se podía leer en una pancarta enarbolada durante las primeras semanas del estallido social en Chile. Quien escribe recibió las noticias chilenas con una mezcla de sentimientos, por un lado, la rabia de ver la crueldad de la represión, por otro la emoción generada por la contundente respuesta popular que se estaba construyendo. Emoción reforzada al al ver un levantamiento social que brotaba masivamente de los poros de cada pobla1 y cada ciudad a lo largo y ancho de todo Chile; al ver la valentía y habilidad desplegada por la Primera Línea para enfrentar la represión desatada por Carabineros por la multitud de esperanza que la situación despertaba. Y en el fondo de este sentimiento habitaban años de una historia cultural que me hizo sentir las luchas del pueblo chileno muy cercanas, principalmente a causa de mi admiración por el rap chileno.
He buscado, sin éxito, la imagen de la pancarta, , por lo que el lector podrá imaginarla, o no, como parte de una ficción necesaria al pie del artículo. El cartel hacía referencia a Portavoz, uno de los principales referentes del rap chileno, y a su canción “Al pueblo le asusta la revolución”. El hecho de que esta referencia apareciese en las calles de una movilización en medio de la revuelta, no era producto de un aficionado aislado de la cultura hip-hop que salió a la calle ese día, sino la expresión de una larga relación, de casi 40 años, entre el rap chileno y las militancias juveniles de izquierda.
El pasado 2 de enero, el disco “Escribo Rap con R de Revolución” de Portavoz cumplió 13 años. Este disco, grabado un año después de las grandes movilizaciones estudiantiles del 2011, inspiró y formó políticamente a miles de jóvenes, acompañó tomas de liceos y universidades, estuvo presente en barricadas y en auriculares camino a las marchas o después de ellas.
Mi intención a la hora de escribir este artículo no es solamente dar a conocer la historia de este estrecho vínculo entre rap y militancia en Chile, sino dejar un testimonio de cómo a pesar de las miserias de la cultura de masas, explotada por la industria cultural, a pesar del olvido y la impunidad, de la represión, en numerosos rincones del mundo la historia sigue formando revolucionarios, los jóvenes siguen comprometiendo literalmente su vida por el futuro de la sociedad, buscando redimir a los muertos del pasado, y el arte sigue siendo un combustible fundamental para el estallido de la conciencia revolucionaria.
“Que siga la fiesta, que siga la fiesta, y si llegan los pacos se transforma en protesta”. Conspirazion - Tokata.
En esta sección haré un repaso por la historia del vínculo entre el rap chileno y la militancia de izquierda, mostrando las particularidades que lo hacen un caso único. Creo que es importante partir del hecho de que la cultura Hip Hop es en la inmensa mayoría de casos, de una forma u otra, una respuesta a las violencias de la sociedad capitalista.
En sus inicios en Estados Unidos, en barrios como el Bronx o Harlem, el origen de la cultura estuvo asociado a la superación de las guerras de bandas en los barrios afroamericanos, con la iniciativa de pioneros como Afrika Bambaataa de realizar fiestas que fueran territorio de paz, usando su influencia y carisma entre las bandas para negociar que esos espacios no podían ser territorio de enfrentamiento. Estas fiestas siguieron el ejemplo de la realizada en 1973 por Cindy Campbell y su hermano, Dj Kool Herc, quien, mientras pasaba música, comenzó a manipular la aguja del tocadiscos para volver al inicio de las canciones, generando loops a los cuales se les llamó breakbeat. El ritmo de estos cortes llevó a los asistentes a adaptar su forma de bailar a los mismos, y así nacería posteriormente el break dance.
Estos hechos muestran el nacimiento del Hip Hop como una forma de superación de la fragmentación, la competencia y la guerra interna local. Muchos raperos politizados hacen énfasis en el carácter originalmente reivindicativo del género, pero siendo fieles a la historia podemos constatar que antes de la protesta vino la fiesta, el encuentro, la cultura.
Esta misma lógica marcó el nacimiento del Hip Hop chileno. Escuchar en radios a pila los primeros ritmos provenientes de Estados Unidos, así como los clásicos del funk y el soul, y bailar break dance fue la forma más práctica de iniciarse en la cultura. Esta práctica, que unos pocos jóvenes realizaban en los rincones de las poblas y grandes ciudades, comenzó a extenderse y popularizarse con la transmisión en 1984, en el programa Sábado Gigante, del show de dos b-boys (bailarines de break), Mr. Wiggles y Pop Master Fable, que causaron gran impacto con sus pasos de baile y su forma de vestir. Con el tiempo los breakers comenzaron a nuclearse en lo que sería la cuna del Hip Hop chileno: el pasaje de Bombero Ossa, en Santiago, un espacio similar a nuestras peatonales céntricas, muy concurrido y cercano a zonas comerciales.
En Bombero Ossa se encontraron y conocieron las primeras crews, colectivos de Hip Hop que comenzaron a realizar fiestas y competencias de baile, con un espíritu fraterno y clandestino. Al igual que en Estados Unidos, el Rap nace cuando a alguien se le ocurre que sería mejor bailar sus propias canciones en lugar de las de otros. En Estados Unidos esto se hizo cantando arriba de los break beats el género lírico urbano spoken word, que consistía en recitar poemas y rimas con una rítmica rápida, fresca y cercana al canto, aunque sin terminar de serlo. Estas primeras canciones de Rap, se expandieron rápidamente por el mundo, instalándose también en Chile.
Con el tiempo, algunos de los colectivos que asistían a Bombero Ossa llevaron sus propias canciones. Así empezó la primera generación de raperos chilenos: De Kiruza, Tiro de Gracia, La Pozze Latina, Panteras Negras, Las Corrosivas, La Frecuencia Rebelde, Rezonancia, Los Brujoz, y otros.
Estos primeros grupos nacidos entre finales de los 80 y finales de los 90 abarcaron distintas temáticas, pero, como puede rastrearse en distintas entrevistas disponibles en la red2, todos tienen un denominador común: el contexto político y social de la época. Tanto para quienes vivieron los últimos años de la dictadura, como para quienes vivieron la transición y la continuidad de sus miserias bajo la democracia.
Un claro ejemplo de esto es la primera canción grabada del Rap chileno. Grabada en 1987 la canción “Algo está pasando” del grupo De Kiruza, es toda una representación de la realidad chilena de esos años.
En esta canción, de una gran riqueza musical , producto de la diversidad instrumental y de la mezcla de elementos provenientes tanto del rap como del funk, , el cantante de la banda, Pedro Foncea, rapeaba versos como “Algo está pasando, algo huele mal/ Afuera hay cinco tipos que nos quieren liquidar”. Y es que la canción fue grabada en la casa/estudio de la banda un día de toque de queda. De la vida en dictadura, además de la gran pobreza de las poblaciones, la soledad o las drogas, la represión aparece como el gran tema que atraviesa la letra de estas canciones.
En el videoclip de “Algo está pasando”, aparece repetitivamente una imagen de Milton Friedman, pope de la economía neoliberal y profesor de los “Chicago Boys”, economistas de confianza de Pinochet, hablando en televisión, mientras los integrantes de la banda bailan burlonamente alrededor de esta imagen.
En otra parte de se escucha: “Se apagan las luces en las poblaciones/ Es cuando se tortura en tus instalaciones”. Esta era una realidad diaria bajo la dictadura que lejos de focalizarse en los militantes políticos se ensañaba con los jóvenes de los barrios populares. El B-Boy y MC Claudio Flores, también pionero de la época, cuenta en un documental que lleva el mismo nombre que la canción3, que al estar bailando en Bombero Ossa fue denunciado por un transeúnte que lo atacó por su forma de vestir, tratandolo de ladrón, motivo por el cual sería detenido por carabineros y torturado durante horas, para posteriormente ser liberado entre risas y afirmaciones de que ya sabían que él no había robado.
Estas vivencias de terrorismo de estado son las que hacen de esta primera generación de grupos de Rap una generación comprometida políticamente.
Este compromiso político tiene la particularidad de tener una clara orientación de izquierda. A diferencia del Rap de otros países, como el nuestro o el argentino, los raperos chilenos se insertan de lleno en una cultura militante de izquierda que viene arrastrando años de lucha contra la dictadura y que mantiene viva su memoria incluso desde antes del golpe de estado. En 1988, por ejemplo, se puede ver a De Kiruza tocando en una manifestación por los derechos humanos, en un escenario con banderas del MIR, el PCC y el rostro de Salvador Allende.
Sin pretender agotar todos los ejemplos, tenemos también el caso de Tiro de Gracia, ya en democracia, que graba en 1999 el tema “Joven de la pobla” que describe la criminalización de la juventud y busca renovar las energías de los jóvenes; “Yo sé que nadie te dobla/ Tienes que tirar pa arriba, joven de la pobla”.
Cerrando el repaso por esta generación tenemos los influyentes ejemplos del grupo Las Corrosivas formado en 1993 por las MC’s Mona y Nalini, que fue el primer grupo de Rap chileno compuesto únicamente por mujeres, también con un gran contenido reivindicativo. Otro grupo de mucho impacto en la época y a futuro, fue Makiza, cuyo nombre es una referencia a los maquisards: nombre que recibían los guerrilleros antifascistas franceses. En este grupo se formó la célebre rapera Ana Tijoux, que continúa siendo de las principales exponentes del género en los años posteriores, encargándose de darlo a conocer en el resto del mundo y superando las barreras del underground.
Sin embargo, esta historia de vínculos entre el Rap y la izquierda recién estaba dando daba sus primeros pasos.. El verdadero desarrollo de esta vinculación no se dio con la dictadura ni con la derecha en el poder, sino con los gobiernos de la Concertación, Michelle Bachelet a la cabeza, y las grandes luchas sociales del período, nuevamente, con un fuerte protagonismo juvenil.
La que en mi opinión es la experiencia fundamental que explica el vínculo entre rap político e izquierda radical en los 2000, es la formación del colectivo HipHopLogia, en el cual se juntaron MC’s muy importantes como Subverso o Guerrillerokulto (ex-Panteras Negras) y varios otros. Este colectivo además de funcionar como grupo musical, se enfocó sobre todo en la educación popular, la realización de talleres de Rap en las distintas poblaciones de Santiago, el activismo, la acción directa, la agitación y los vínculos con los movimientos sociales de sus barrios.
El nombre del disco lanzado en 2001 por este colectivo fue “Del mensaje a la acción”, que representaba su visión política sobre las tareas de la cultura Hip Hop. Sus colores: el rojo y el negro, y su símbolo… una hormiga, en este caso negra.
Así los años 2000 vieron surgir una nueva camada de raperos directamente relacionados con las ideas de izquierda, enraizados en las poblaciones y que se volvieron más numerosos y prolíficos que otros raperos enfocados en el Rap “competi” o “egotrip”, tendientes por lo general a centrarse en la habilidad de jugar con las rimas, y muchas veces orientado a la lógica de lo comercial. Recordemos que estos son los años en que en Estados Unidos tienen su auge Jay-Z o 50 Cent, que purgan el gangsta rap de su contenido más crudo y disruptivo y le dan un formato comercial que comienza a movilizar millones de dólares. El contraste es claro.
La labor de HipHopLogía merece una de las reflexiones políticas de este artículo, referido al hecho de cómo la militancia cultural y artística aprovechan su potencial para construir hegemonía. Quienes vean el carácter underground de estos movimientos podrán relativizarlo, y aún así se encontrarán con que muchas canciones de esta generación tienen millones de reproducciones en YouTube, y que su impacto político no se mide por ser escuchados o no, por la mayoría del país, sino por su extensa influencia en los jóvenes de las poblaciones. Y esto no es despreciable teniendo en cuenta que han sido estos jóvenes los que han movido la aguja de los principales procesos políticos de la izquierda chilena, desde las protestas estudiantiles, al estallido social del 2019.
Las principales voces de esta generación de Rap político son los ya nombrados Subverso, Guerrillerokulto, y Salvaje Decibel, grupo del cual proviene Andy Portavoz.
En 2004, Subverso forma el grupo Conspirazion con Skapo, y saca el disco “Apaga la tele”, en el cual se destacan temas como “RojiNegros”, un repaso por la historia de las luchas populares en los 60, un remix de “A Desalambrar” y de “Guantanamera”, y “Tokata” del cual se extraen los versos que titulan esta sección del artículo, donde se describe el ambiente de los toques de Rap y fiestas de Hip Hop de esos años en las poblaciones.
El tema más destacado de este disco es “Vamos”, un llamado a la lucha y a la organización popular, que se transformó en la banda sonora de muchas organizaciones sociales para sus convocatorias, incluso utilizado por organizaciones en Uruguay. “Nos prometieron que llegaría la alegría/ Pero mintieron, gobiernan pa una minoría/ Nos oprimieron, con injusticias cada día/ Pero siguieron naciendo hijos de la rebeldía”. Un verdadero manifiesto de la resistencia en tiempos de un auge progresista que en Chile tuvo una de las versiones más derechizadas. “Vamos, solo en el pueblo confiamos/ Vamos, solo luchando avanzamos/ Vamos, ahora hay que pelear, ahora es cuando/ Construyendo pueblo organizado” y rematado con el cántico “Lucha, conciencia y organización/ Por salud, vivienda, trabajo, educación”.
En 2004 Guerrillerokulto saca su disco “Versos en resistencia”, y en 2007 sale a la luz “Poblacional” de Salvaje Decibel, con temas muy escuchados como “Casas Bajas” y “Autodefenza”.
En la generación de 2010 comienzan a destacarse otros nombres, Mente Sabia Crú, Liricistas, Movimiento Original, Michu Mc, Mc Erko, Chyste Mc, Bajo Linaje, etc. Cada uno con mayor o menor vínculo con la militancia pero todos con un componente reivindicativo.
Subverso pública en estos años a través de las redes muchos de sus temas individuales más conocidos; “Informate”, “Terroristas”, “Hazte peligroso” o “Memoria rebelde”. De esta época también son “El jarrazo” —un homenaje a Música Sepulveda, la estudiante que le tiró un jarrazo de agua a la ministra de educación en plena mesa de negociación pública, cuando esta la ignoraba soberbiamente— y “Rap al despertar”, un sentido homenaje al movimiento estudiantil.
En 2012 sale “Escribo Rap con R de revolución” de Portavoz, y se convierte en el disco icónico del rap político chileno, posicionándolo como el referente en este campo a nivel público, saliendo del underground e inspirando a muchos raperos en América Latina. Este fue el primer disco de rap chileno que escuché y que me marcó profundamente. Su virtud radica en la mezcla de su mensaje incendiario y revolucionario con la calidad musical. El artista lo dice claramente en su tema “Dando cara”, respondiendo a los raperos no politizados que lo criticaban por hacer rap político: “Que sus pataletas sean más honestas/ Si en verdad lo que les molesta es que mi rap protesta suene hasta en sus fiestas/ Que le hayamos puesto flow y estilo al rap social/ Y que ahora por moda hasta los competi lo quieran crear.”
Este año fue un pico del rap político en Chile, a la vez que lo fue de la lucha de clases en todo el mundo. Las consecuencias de la crisis del 2008 se hacían sentir, el movimiento de los indignados recorría Europa, se desarrollaba el movimiento Occupy Wall Street, las protestas estudiantiles en Chile, las movilizaciones masivas en Brasil. Y así como este ciclo de protestas tuvo su decaída, también lo tuvo el rap político chileno.
Con los años posteriores a 2012, el movimiento se fue apagando, Subverso dejó de subir música, Ana Tijoux tuvo su momento de mayor enfoque internacional y menos chileno, Portavoz siguió expandiendo la influencia de su disco y sacó un disco nuevo con Salvaje Decibel, pero que no tuvo el mismo impacto que el suyo. El siguiente disco de Portavoz “Millanao”, en 2019, fue visiblemente más despolitizado que su obra célebre, pero sin perder de todas formas su esencia. Además, comenzó a crecer y tomar protagonismo el movimiento de las batallas de freestyle en las manos privadas de la empresa Red Bull, que, intentando evitar posicionamientos puristas considero que puso mayor énfasis a la competencia y su dimensión comercial que a cuestiones políticas.
Pero entonces llegó la revuelta.
El documental “Más allá de las rimas: Hip Hop y estallido social en Chile” retrata el impacto del estallido social en las vidas de los distintos integrantes de la cultura Hip Hop. Portavoz saca el tema “18 de octubre” donde dice “Volví a soñar despierto en medio de la revuelta”, referenciando su reconexión con la lucha política. Sus temas se escucharon en las barricadas, a las cuales él mismo asistió. Subverso reapareció con su canción “Vamos 2020” reinventando su clásico ya mencionado, haciendo un análisis del estallido social,y planteando las tareas de la situación que se vivía.
La revuelta también dió lugar a nuevas figuras. Colectivos de rap y trap anarquistas, raperos de las poblaciones y de la Primera Línea, el grupo Frekuente con su tema muy escuchado “Esperame que vuelvo”; “Mi madre me llamaba “¿a dónde vas?”/ Madre voy al centro a luchar por dignidad/ Te prometo que me cuido nada malo va a pasar/ Los balines duelen poco y mis ojos cuidaré/ Te dije si no hay cambio aquí yo no me quedaré/ Mirando el abuso como en el ‘73/ Ya no quiero que llores, ya no quiero que sufras/ Se burlan de nosotros y nosotros en silencio”.
Hubo también artistas emergentes como Mon Laferte que tomaron un fuerte protagonismo en la denuncia de las violaciones de derechos humanos, la crítica a Piñera y la reivindicación de la necesidad de un cambio radical.
Algo que me parece paradigmático de este momento histórico es la coincidencia entre la revuelta y el fenómeno del Trap. A diferencia del Rap, el Trap no surge en el marco de un movimiento cultural como el Hip-Hop, que busca explícitamente (expresado en un manifiesto4 firmado por los pioneros y generaciones sucesivas) la comunidad y la sublimación de la violencia. Producto de la degradación social, la miseria estructural, los vínculos cada vez mayores de la juventud con el narcotráfico, y el individualismo reinante, el trap suele perderse en una estética que parece reivindicar esa vida, lo cual es muchas veces criminalizado por el resto de la sociedad. Sin embargo, procesos como el estallido social demuestran su profundo alcance transformador al involucrar a estos sectores en la lucha y en ocasiones lograr cambiar su perspectiva.
El principal referente del trap chileno, Pablo Chill-E, si bien reproduce la estética general del trap, mantuvo siempre firme su desconfianza hacia el sistema político, sea la derecha o la falsa izquierda. Un año antes del estallido sacó el tema “Facts”, un trap de protesta muy crudo, donde ya nombraba a Piñera como “un peligro latente”, que un año después le declararía explícitamente la guerra al pueblo movilizado, considerándolo como un enemigo peligroso que había que enfrentar con todas las fuerzas.
La Shishi Gang, la gang (como se le llama a las crews o grupos de trap) de Pablo Chill-E participó activamente de la revuelta. Se los pudo ver en las barricadas, llevando bolsas de limones y otros productos a las unidades médicas de la Primera Línea y llamando a todo su público a movilizarse. El hecho simbólico que más expresa hasta qué punto este referente del trap no solo se comprometió con la lucha sino que también se mezcló con la cultura izquierdista, es su canción “Aburrido”, grabada nada más y nada menos que con el Inti Illimani Histórico y Quilapayún, una canción de catarsis sobre cómo la pandemia frenó la revuelta.
Además, en 2020 fundó la Coordinadora Social Shishi Gang, a la que dedica parte de sus ingresos de la música, para poner en pie ollas populares, merenderos y centros culturales en las poblaciones y otorgar recursos a los militantes barriales para ayudar a sus vecinos. La Coordinadora mantuvo una participación activa en las movilizaciones, en la campaña por el apruebo a la nueva constitución, con una postura muy coherente denunciando los acuerdos por arriba entre las distintas fuerzas políticas y reivindicando el sentido original de la revuelta. De esta experiencia política salió Matías Toledo, quien acaba de ganar ampliamente la alcaldía de Puente Alto como independiente de todas las fuerzas políticas.
Este recorrido histórico evidencia el enorme compromiso y politización de las distintas generaciones de raperos chilenos, incluyendo las últimas generaciones asociadas al trap. Parece haber motivos para afirmar que la posibilidad de que las ideas de izquierda cuajen en una juventud militante no es una utopía, y que el arte y la educación pueden ser una herramienta fundamental para esto. Podemos decir que parte de la energía acumulada que se liberó en el estallido social estaba contenida en muchas de estas canciones.
“No hago Rap por el Rap, hago Rap pa pensar/ Pa revelar verdades que la prensa no te va a mostrar/ Pa dar nuestra versión y visión de los contingentes/ Por la reconstrucción de nuestra población rebelde.” Portavoz - Dando cara.
Los raperos tenemos una manía, a veces bastante pesada, de ejemplificar la vida con versos. En medio de una conversación sobre la vida saltan de nuestras bocas esos dos versos unidos, que algunos llaman barras, con los que homenajeamos las obras que nos ayudaron a conocernos a nosotros mismos y orientarnos. Por eso mismo no podía cerrar este artículo sin analizar brevemente algunas estrofas, en este caso de dos canciones.
Me gustaría invitar al lector a investigar sobre cada nombre volcado en este texto. En caso de que eso no sea posible, espero que al menos resuene algo de estos dos temas, que en mi opinión cumplen a la perfección la característica primordial del rap político chileno; ser verdaderos manifiestos políticos. No hablo de la idea común sobre el “panfletismo”, sino de obras que representan una realidad de forma fiel, que ponen en movimiento las emociones y que inspiran ideas para la acción.
Los dos fragmentos de canciones son “Al pueblo le asusta la revolución” de Portavoz, y “Hazte peligroso” de Subverso
“¿Cuando el pueblo va a dejar de ser su propio lobo?
¿De balearse entre pasajes solo por ser el más choro
De fragmentarse dejar de salvarse solo
Pa ayudarse pensar como clase y salvarse entre todos.
Pero el pueblo confunde el enemigo e insulta
A su vecino que no tiene culpa de su injusta situación
En vez de apuntar al real cretino que vino a dificultar su destino
Y lo sepulta con explotación.
El pueblo ama (Sí) ama el sensacionalismo
Ama los programas de farándula, ama el pan y circo
Ama las portadas que llaman al consumismo
Ama con ganas, pero el gran drama es que no se ama a sí mismo.
Pero yo mismo amo, amo y esa es la verdad
Amo al pueblo a pesar de todo porque soy de acá
Se de donde vengo soy pueblo como mis panas
Y se que el estado en el que estamos no ha germinado de la nada.
Y es que nos han golpeado y matado nuestras ilusiones
Nos han inculcado a diario anti valores cabrones
Nos han convertido en individuos sin grandes metas
Nos han reducido nuestro sentido de vida a una tarjeta.
Pero me gusta el pueblo por tener la solución
Me gusta el obrero y me siento a gusto en la población
Pero hay algo que nunca me va a provocar satisfacción
Maldición, al pueblo le asusta la revolución.”
La introducción a este tema explica su origen. “The Lasts Poets en la inspiración/ Portavoz en el microphone/ Mi gente en el corazón”. Se trata de una referencia y homenaje a la canción del grupo estadounidense The Last Poets “Niggas are scared of revolution”. Y al igual que aquel, este tema refleja la fragmentación que enfrentamos como pueblo, la paradoja del miedo que tenemos al cambio, aún cuando no hacemos más que cambiar todo el tiempo, aún cuando otros deciden por nosotros cómo van a cambiar nuestras vidas.
Es una canción triste, pero que a la vez pone el foco donde hay que ponerlo. Podemos tener los mejores programas, las mejores ideas, pero difícilmente se hagan reales si no superamos parte de esta desunión, de esta competencia constante, si no nos sobreponemos al miedo, en todas sus facetas. ¿Pero cómo podemos salir de este pozo estando en él? Tal vez la clave sea que no estamos solos en él. “Se de donde vengo, soy pueblo como mis panas”, “me siento a gusto en la población”. Sobrevive el amor, la solidaridad, el compañerismo. Y todos esos afectos además de existir pueden ser el principio de la organización colectiva. No solo el miedo se contagia, no sólo el poder tiene potencia.
La historia está repleta de estos ejemplos. El 18 de octubre el pueblo chileno se sobrepuso al miedo a la revolución. Y así fue por al menos un año. La solidaridad se organizó, en cada integrante de la Primera Línea que puso su vida en peligro para proteger la de otro, en quienes se expusieron a la represión más cruel porque pensaban en un futuro digno para sus hijos, o para cambiar de una vez por todas el sufrimiento de sus padres y sus abuelos, en quienes le perdieron el miedo a las balas, en quienes se conocieron en las calles, en quienes luego de los enfrentamientos se juntaron a charlar, bailar y reírse. A veces todos estos males nos parecen insuperables, pero tenemos de quién aprender para que esto no sea así para siempre.
Sin embargo, la revuelta es también el ejemplo de que podemos perder incluso habiendo superado el miedo y la desunión, que estos siempre pueden volver reforzados.Demuestra que la maldad también se organiza, buscando siempre recuperar el control que perdió y que tiene recursos para sustentar el terror. El amor es la base de toda política revolucionaria, pero esta solo puede vencer si tiene de su lado a la inteligencia y a la organización, si superamos a los enemigos de la dignidad humana también en estos planos. Sobre eso trata “Hazte peligroso” de Subverso.
“Ni vanguardista ni tampoco anti-partido
Porque no nos sirve estar dispersos por los siglos de los siglos
Sin organización no somos nada
Si el pueblo no hace política los políticos mandan. (...)
Si querí' cambiar algo
Tení' que hacerte peligroso, realmente peligroso
Educador popular y luchador incorruptible
Esos son los guerreros que en este tiempo sirven.
Hazte peligroso, hazte inteligente
Alumbra tu mente y ayuda a tu gente
Busca soluciones, colectivamente
Nunca más te engrupas con los medios que te mienten.
Hazte un rebelde, con actitud humana
Haz que se refleje en cada cosa cotidiana
Levanta la voz frente a cualquier injusticia
Siembra más conciencia, piensa y organiza.
(...)
El que vive como rebelde es ¡peligroso!
El que no tranza y no se vende es ¡peligroso!
El que no teme a la repre' es ¡peligroso!
El que comparte lo que aprende es ¡peligroso!
El que apoya a sus hermanos es ¡peligroso!
El que organiza en su barrio es ¡peligroso!
El que politiza un espacio es ¡peligroso!
El que no escucha a los sectarios es ¡peligroso!
El que analiza una noticia es ¡peligroso!
El que no acepta la injusticia es ¡peligroso!
El que no engaña a su pueblo es ¡peligroso!
El que vive sin tener dueño es ¡peligroso!
El que controla su arrogancia es ¡peligroso!
El que rapea lo que pasa es ¡peligroso!
El que lucha con disciplina es ¡peligroso!
El que compromete su vida es ¡peligroso!”
El tema es un llamado a estar organizados de una forma que aumente nuestra potencia colectiva en lugar de coartarla, que realmente pueda poner en peligro el poder de los poderosos. Pero la lección más importante del tema es que nada de esto va a pasar si no lo hacemos nosotros. No hay ningún sujeto histórico externo a nuestras vidas que vaya a organizar la revolución por nosotros, nosotros somos el pueblo, somos parte de un cuerpo más grande que el nuestro como individuos, ecosistema le llaman algunos autores, y el cambio empieza cuando nuestras acciones y las acciones de otros, las acciones de varios unidos, sumadas, consciente o inconscientemente, impactan en la realidad constructivamente.
Ante la desesperación que nos genera la injusticia, ante el miedo y la soledad, solo tenemos un camino realista por delante, trabajar en nosotros mismos, mejorar como personas, como militantes, superar nuestros vicios y miserias, aún cuando muchas veces volvemos a caer en ellas, insistir apoyándonos en los demás, y potenciar nuestras virtudes, aprender y compartir con otros lo aprendido, convertirlo en acciones, en construcciones que perduren, leer, observar, escuchar y conversar. Pocas cosas más se puede agregar que ya no aparezcan en el tema de Subverso.
“El arte no para las balas, solo informa e inspira. El arte no le pega a los pacos.” Matiah Chinaski - Documental “Más allá de las rimas: Hip Hop y estallido social en Chile”
Un fenómeno como la revuelta pudo ocurrir porque durante años hubo personas trabajando la conciencia popular con ideas, canciones, y acciones. Pero el arte no frena las balas, las ideas por sí solas no alcanzan.
Muchos se preguntan, ¿qué fue lo que faltó? ¿por qué no triunfó el apruebo? ¿por qué la gente soltó las calles?. Esa será una pregunta que tendrán que responder las y los revolucionarios chilenos, y se está procesando en distintos campos. Algunos dirán que faltó el partido, otros que la izquierda moderada los traicionó, la izquierda moderada dirá que los radicales boicotearon el plebiscito y asustaron a la clase media, otros que faltó capacidad pedagógica y de propaganda, que nunca hubo que aceptar los acuerdos institucionales y buscar una verdadera asamblea constituyente, no faltará quien diga que lo que faltaron fueron armas.
Tarde o temprano la historia dará su veredicto a través de los próximos escenarios de la lucha de clases. Lo que nos asegura la historia del rap chileno, la historia de las luchas sociales del pueblo chileno y la revuelta, es que la conciencia es un campo de batalla fundamental, que la cultura y la sensibilidad tienen un lugar central en la revolución, que la acción colectiva puede poner en movimiento aquello que parecía eternamente estático, y que un día la acción colectiva puede volverse lo suficientemente grande y poderosa como para hacer tambalear un régimen.
Son lecciones importantísimas, y creo que sería un error despreciarlas aludiendo a la especificidad chilena y la especificidad uruguaya. Nosotros también somos un pueblo profundamente golpeado, la desigualdad y degradación social que se viven en este país alcanzan niveles cada vez más desesperantes, el sistema político parece alejarse cada vez más de la posibilidad de hacer algo para solucionar este problema con la urgencia que requiere, la memoria nos lleva a accionar políticamente año a año, porque sabemos, como los chilenos, que una parte importante de nuestra miseria tiene su explicación en el terror del pasado, que no ha parado de reinventarse y reforzarse. Y llegará el día en que ya no le tengamos miedo a la revolución.
- Como se le dice a los barrios populares en Chile. ↩︎
- https://www.youtube.com/watch?v=qBCzkF5Z2lw
https://www.youtube.com/watch?v=rPizMOZNj-o&t=108s ↩︎ - Documental “Algo está pasando”. Link en la anterior nota al pie. ↩︎
- https://thetempleofhiphop.wordpress.com/hip-hop-declaration-of-peace/ ↩︎